Blog del Curso "Taller Etnografía de la Indigencia". Escuela de Antropologia. Universidad Costa Rica.
lunes, 5 de julio de 2010
Antropología de la risa...
http://www.youtube.com/watch?v=jedd2FiZTqM
Del otro lado, hay un libro que se llama "El Libro de las emociones" escrito por Laura Esquivel, es muy interesante y ahí retoma aspectos relacionados, como por ejemplo:
"La tristeza enferma, y la alegría cura"
Para los que quieran leerlo, acá les mando el enlace dodne pueden bajar el libro como formato de pdf :
http://www.4shared.com/get/xJM5JOki/Esquivel_libro_Emociones.html;jsessionid=5009A79C3F76E735A217E6CF31C66B83.dc216
y por último, me gustaría compartir con ustedes algunas bibliografías que les puede
tal vez llamar la atención. Son unas tesis de licenciatura de la escuela de arquitectura que se relacionan con temas relacionados con urbanismo :
Trabajo Final de Graduación: RED de escenarios híbridos sostenibles: intercambio urbano en La Carpio / realziada por : Karolina Castro Marín. La signatura es: TFG 30580
Variables socioespaciales para la conceptualización y el diseño del hábitat para mujeres jefas de hogar / Mariella Salas Rodríguez, Isaac Salgado Ramírez. signatura: TFG 30932
*Ambas pueden ser consultadas tanto en la biblioteccxa de la escuela de arquitectura como en la biblioteca Tinoco.
- Roya Eshraghi
domingo, 4 de julio de 2010
algunos comentarios sobre las actividades del grupo de Gestión
La actividad que más me llamó la atención (y creo que a ellos y ellas también) fue la confección de billeteras, ya que se explica en el video de manera rápida y concisa, y los materiales son baratos y fáciles de consguir. Creo que el darles esta herramienta es muy valioso, ya que está en ellas y ellos, el aprovecharla y poder ganar algún dinero con su propio esfuerzo. Fue atinado del grupo de gestión el recalcarle a quienes aprendieron a hacer billeteras, que ojalá pudieran -además de poner en práctica sus nuevos conocimientos- enseñarle a otras personas el oficio.
Creo que esta actividad y la del teatro fueron las mejores (la de ajedrez no pude verla por razones de tiempo), al involucrar a la comunidad del dormitorio mediante talleres activos. La experiencia del planetario creo que también les gustó mucho, al igual que la merienda que hicieron posteriormente.
En términos generales, fueron actividades creativas, no paternalistas ni asistencialistas, lo cual espero que ellos continúen.
Carlos Izquierdo V.
A42713
Referencias útiles
Alfaro, Marvin. Hogar para personas en situación de indigencia. Trabajo final de graduación de Licenciatura en Arquitectura. Universidad de Costa Rica: 2005.
Alvarado, Daniel. Centro de rehabilitación para personas en condición de indigencia. Proyecto de graduación para la Licenciatura en Arquitectura, Universidad de Costa Rica, 2004.
Araya, María del Carmen. “El lado oscuro del corazón de San José. Miedos de comunicación y construcción de pánicos morales”. Garita, Nora y Rossi, Anacristina, editoras, El lado oscuro. Ensayos sobre violencia. San José: Uruk Editores, 2007.
Astúa, Ivonne y Solano, Priscilla. Indigencia: referentes generales en torno a este fenómeno social. Tesis de Licenciatura en Trabajo Social, Universidad de Costa Rica, 2000.
Brenes, Maigualida y Chacón, María Sofía. Intervención con personas en situación de indigencia: un análisis crítico en cuatro organizaciones no gubernamentales. Tesis de Licenciatura en Trabajo Social, Universidad de Costa Rica, 2009.
Kokolt, Waltruad. Culture and Space: anthropological approaches. Universidad de Hamburg, Instituto de etnología. Red. 22 junio 2010.
Rojas, Carolina. Rostros de la indigencia. Un estudio etnográfico de la zona noroeste del casco metropolitano de San José. Tesis de Licenciatura en Trabajo Social, Universidad de Costa Rica, 2001.
Rojas, Carolina. “Indigencia en San José: expresión de la exclusión social y el desarraigo”. Reflexiones. Volumen 85, No. 1-2, 2006.
Vidal Moranta, Tomeu, y Enric Pol Urrútia. "La apropiación del espacio: una propuesta teórica para comprender la vinculación entre las personas y los lugares." Anuario De Psicología 36.3 (2005): 281-95. Universitat De Barcelona, Facultat De Psicologia. Red. 23 junio 2010.
Villegas Zúñiga, Marialina. Apropiación del espacio público urbano a través delgraffiti: los casos del Edificio Saprissa y barrio La California en San José, Costa Rica. Universidad de Costa Rica, Facultad de Ciencias Sociales, Escuela de Antropología: San José, Costa Rica, 2010.
Culture and Space – anthropological approaches
La apropiación del espacio: una propuesta teórica para comprender la vinculación entre las personas y los ...
Kristin Brabant
Diana Campos
Rebeca Gu Navarro
Carlos Izquierdo
Sif Yraola
CARACTERIZACIÓN INTERNACIONAL DE LA INDIGENCIA
Natalia Duarte
(Parte del trabajo:Estado de la Indigencia a nivel internacional y un estudio de caso: Personas en condición de calle en el Centro Dormitorio de la Municipalidad de San José, Costa Rica, 2010)
Después de realizar un recorrido internacional de la conceptualización de la indigencia, es necesario retomar elementos acerca de las múltiples definiciones que hemos encontrado, y a partir de éstos, proponer un concepto mucho más rico que nos ayude a una comprensión más amplia del fenómeno de las personas que viven en condición de calle, objeto último de este trabajo y del curso universitario en el que se enmarca.
Asimismo, siempre la discusión retornará sobre el tema de la indigencia en Costa Rica, pues este es nuestro ámbito de investigación etnográfica, particularmente el Centro Dormitorio de la Municipalidad de San José, por lo que se enriquecerá con las experiencias de campo tenidas en este lugar.
Partiendo de lo que hemos visto en el escenario internacional, el término “indigencia” no representa en todos los casos a las personas que viven en la calle únicamente, si no que en algunos casos se utiliza como sinónimo de pobreza extrema. Vemos que aún entre países de habla hispana el concepto adquiere matices muy diferentes entre sí, lo cual corresponde a posicionamientos teóricos heterogéneos del fenómeno en cuestión.
Después de una lectura cuidadosa de los apartados de la caracterización internacional de la indigencia, se destacan algunos ejes temáticos que vale la pena discutir de forma comparativa; sobre todo en cuanto a los matices semánticos que tiene el término indigencia en cada caso estudiado y los distintos enfoques que presuponen su conceptualización, así como las distintas explicaciones causales o relaciones vinculantes con otros fenómenos. Éstos se pondrán en diálogo con los conceptos que tienen las personas en condición de calle que fueron entrevistadas en el Centro de Dormitorios de la Municipalidad de San José.
Indigencia: Distintos conceptos en una misma palabra
En los países de habla hispana de América Latina, se utiliza el término de indigencia, pero de manera conceptualmente distinta. En la mayoría de la información obtenida de esta porción del continente, se utiliza el vocablo como sinónimo de “pobreza extrema” . Esto se corresponde con la terminología de la CEPAL, la cual define la pobreza como la incapacidad de cubrir las necesidades básicas (alimentación, salud, vivienda, educación); la indigencia o pobreza extrema la delimita como la incapacidad de cumplir con sus necesidades alimentarias (Muñoz, 2000). Esta definición tiene un enfoque económico, haciendo de la capacidad de adquisición de bienes el indicador de este fenómeno, y deja de lado otros elementos que determinan la pobreza como las desigualdades estructurales y la exclusión social, entendida como la negación de derechos de participación plena en los distintos ámbitos de la vida social: tanto la participación económica como la política y sociocultural. Vemos entonces que a partir de esta concepción, se considera la indigencia como un fenómeno presente tanto en zonas urbanas como rurales, y en regiones indígenas, cuyo origen causal sería la pobreza. En ese sentido, es similar lo que se investigó en África y Asia: la indigencia sería un producto de la situación de pobreza.
En Costa Rica, la acepción del término varía con respecto a la planteada arriba. La Comisión Mixta de Atención a la Indigencia de San José, utiliza el término más bien como sinónimo de persona que habita en la calle, que no tiene casa, sin importar la causa de su condición (Teresita Cordoncillo, asistente administrativa del Centro de Dormitorios de la Municipalidad de San José, entrevista personal el 24 de mayo del 2010), y se distingue cualitativamente de la denominada pobreza extrema. Por su parte, Carolina Rojas, trabajadora social que ha desarrollado investigaciones sobre el tema de la indigencia en el Casco Urbano Central de este país, define la indigencia como “una manifestación de la exclusión social, que se caracteriza por el desarraigo y la estigmatización de hombres y mujeres adultos, que viven y satisfacen sus necesidades en las calles de las zonas urbanas, en las que desarrollan su cotidianidad, realizando actividades vinculadas con la precariedad crónica.” (Rojas, 2006:190). Así, el énfasis de esta perspectiva es más estructural, y desde la exclusión, y hace énfasis en lo que es la condición de la vida en las calles.
Por su lado, en otras regiones no hispanohablantes, si bien no encontramos traducciones literales al término indigencia, que etimológicamente viene del latín indigentia, que significa “falta de digestión”, o falta de medios para comer (Astúa y Solano, 2000: 21); vemos que existen definiciones que se refieren a personas que viven en condiciones de calle si no equivalentes, al menos similares. Homelessness (literalmente “sin hogarismo”), se utiliza en Estados Unidos, Europa y África, y hace referencia a las personas que no tienen casa. En Estados Unidos se distingue entre personas “sin hogar” crónicos o por períodos temporales. En Europa, la European Federation of National Organizations Working with the Homeless (FEANTSA), desarrolló una tipología de personas homeless, según su condición. En África, además de homelessness se utiliza el término destitution, definido básicamente como condición de pobreza extrema y falta de autonomía para la sobrevivencia; es decir, este segundo término es más similar a la acepción de indigencia que define la CEPAL.
En Europa y Estados Unidos se relaciona esta problemática a la falta de vivienda asequible, desempleo, exclusión social, entre otros, y se delimita principalmente a las personas sin casa que duermen en espacios públicos o en abandono, o en hostales, y refugios. En ambos continentes, las personas sin casa propia que viven donde un familiar en condiciones a veces de hacinamiento son igualmente consideradas personas homeless. También encontramos que en esas dos regiones hay más producción escrita en cuanto a estudios realizados a nivel nacional, por parte de la FEANTSA en Europa, y el Reporte Anual de Valoración de Personas Sin hogar (AHAR, por sus siglas en inglés) elaborado por el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) en los Estados Unidos.
El sinhogarismo entonces, es más similar a lo que en Costa Rica se entiende como indigencia, aunque no todas las características son compartidas en cuanto a contextos y causas del fenómeno en cada localidad. Ambos son un fenómeno predominantemente urbano. Implican la falta de vivienda, por lo que se desarrolla la vida cotidiana en la calle. Sin embargo su condición va más allá de este hecho, o de su incapacidad económica de acceso a bienes y servicios básicos. Se trata de una forma de vida resultado de exclusión social y marginalización institucionalizada al punto que se vuelven como “fantasmas”, o como los llamó Alberto Balma (representante de las Asociación para el rescate del drogadicto Camino a la Libertad en la COMAI, y ex-habitante de calle, en una conferencia impartida en el curso de Etnografía de la indigencia, el 17 de junio del 2010), “habitantes invisibles” de la calle.
Como resultado de nuestro trabajo de campo, se aprendió otro aspecto con respecto al término “indigencia”. Al menos para el caso de Costa Rica, este vocablo tiene una connotación preponderantemente negativa. Esto lo observamos tanto entre quienes viven en condición de calle, como de otras personas externas a este grupo, como el caso de una funcionaria del Centro Dormitorio a quien se entrevistó. Ella hacía distinción entre “habitante de calle”, e “indigente”. Define al primero como quien no tiene casa por distintas razones: abandono, enfermedad o pobreza, y al segundo como quien vive en la calle por una condición de adicción a narcóticos y alcoholismo.
Por otro lado, entre los usuarios del centro que se entrevistaron, no hay una opinión unívoca con respecto a esta forma de denominación. Por ejemplo el caso de un hombre de 71 años proveniente de Guanacaste, quien trabajó toda su vida en actividades agrícolas y se autodenomina como un hombre trabajador y que desde hace diez años se encuentra en condición de calle por la pérdida de todos sus bienes materiales, considera que el término de indigencia hace referencia a las personas drogadictas, y que por tanto a él no le va tal denominación, puesto que no consume ninguna sustancia y su condición de vida actual no tiene relación con ninguna adicción. Sin embargo, sufre con ser constantemente confundido y juzgado como drogadicto, y además considera que el vivir en la calle hace que “no valga nada”.
Una mujer de 38 años originaria de Desamparados, que lleva 21 años en condición de calle, por su condición de drogadicción y alcoholismo define la indigencia como “una gran vergüenza”, y como una condición que conlleva tristeza, soledad y fracaso. Ella además padece de VIH, y habla de sí misma como “enferma” y como “adicta”. No utiliza la palabra “indigente” para nombrarse, aunque cuando se le preguntó, sí se considera como tal, y dijo avergonzarse de su condición.
En los tres casos citados, el de la funcionaria y los dos usuarios, encontramos elementos comunes en su discurso con respecto al tema en cuestión. El primero es que se considera la indigencia como una condición vergonzosa y que se relaciona con la drogadicción y alcoholismo. Quienes no cumplen con esa característica, sienten que debe lidiar con que se les confundan con personas adictas por el hecho de vivir en la calle. Por lo que dice el hombre y la funcionaria, al “indigente” entendido como adicto, se le juzga de una forma más severa y tiene más bajo estatus que quien vive en la calle por otros factores.
En cambio, otro muchacho de 25 años originario de Heredia, con 6 años de vivir en la calle, que al momento de la entrevista se encontraba en un proceso de desintoxicación por drogadicción y alcoholismo, se refirió a los indigentes como personas jóvenes y mayores, que no trabajan ni tienen dinero y que por eso tienen que estar en la calle. Así que al contrario de los otros casos, no hace referencia a la adicción en su definición, aunque en la entrevista dijo ser “pobre, no indigente”, por lo que tampoco es un nombre que le guste para sí.
Un hombre de Siquirres de 28 años de edad, quién al momento de la entrevista llevaba dos meses de vivir en la calle dijo, sobre el nombre indigente que era inadecuado y feo: "Porque digamos aunque uno viva en la calle no se deja de llamar gente".
Directorio de Instituciones
Otro lado de la indigencia
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Kristin Brabant
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REFLEXIONES DEL PROCESO
Reflexiones de las personas de la calle en Costa Rica desde una mirada extranjera.
Kristin Brabant
Antes de venir a Costa Rica por un semestre de intercambio, nunca me imaginé que habría pasando mis días en el centro de San José conversando y conociendo a la población en estado de calle; pero es precisamente esa experiencia la que me ha brindado la más grande satisfacción y alegría durante mi tiempo en Costa Rica.
El hacer esta etnografía me ha desembocado en la formación de unas relaciones profundas, especiales e informativas con personas que viven una vida a menudo sumamente diferente en comparación con la mía. Pero si esta experiencia me ha enseñado algo, es sobre todo es que cada persona que vive en la calle que he conocido tiene una historia impresionante para compartir, una perspectiva única que merece estar escuchado y una alma bella a pesar de todo los desafíos que ha encontrado. Me siento sumamente privilegiada de conocer a la gente que esta etnografía me introdujo, y experimentar la serie de realizaciones intelectuales y emocionales que resultaron a causa de conocer a mis amigos en el Parque de la Merced y San José en general.
La caracterización de la población en indigencia en el Casco Urbano de San José aclaró muchas de mis presuposiciones con respecto a la vida en la calle y espero que esta etnografía regale comprensión a todos los lectores sobre una población tan malentendida. Mientras que muchos de los habitantes de la calle experimentan drogadicciones o alcoholismo, y han sufrido por una historia de violencia emocional y/o física, además ellos representan trabajadores, alumnos, profesores, padres y madres, amigos respetuosos, y sobre todo, individuos valiosos.
A través de mis entrevistas con los habitantes de la calle, he obtenido una apreciación por la sabiduría que tienen ellos que un título no brinda. Ellos saben cómo supervivir en la calle sin las comodidades a que estoy acostumbrada, aun a pesar de la discriminación cotidiana por parte de la sociedad y la policía. Sobre todo, mis amigos en la calle han enriquecido mi vida con amistades, amor, risas y entendimiento.
El venir a Costa Rica fue una experiencia intimidante para mí, pero en el Parque de la Merced, mis amigos de la calle me mostraban solamente generosidad, aceptación y cariño. Algunas de mis amistades más queridas en Costa Rica son con los habitantes de la calle, y por las sonrisas, risas, abrazos, charlas emocionales y momentos especiales que compartimos, estoy completamente en agradecida con ellos. Por el valor, sinceridad y amistad de ellos, yo les dedico este trabajo y espero que brinde la voz de ellos a todos los lectores para difundir el entendimiento que esta población merece.
Sobre mi camino en el aula y en la calle.
Rebeca Gu N.
El hecho de acercarse a poblaciones es estados de marginalidad es un tema que siempre me ha llamado la atención, por eso al encontrar un espacio en el que pudiera relacionarme con personas en estado de indigencia no dudé en tomarlo. El inicio del proceso consistió sobretodo en preguntas, al intentar plantearme -junto con todo el grupo- un abordaje adecuado del tema topé con muchos vacíos teóricos, metodológicos, conceptuales tanto a nivel de la academia como a nivel personal.
El primer cuestionamiento que me hice fue “¿quiénes eran las personas en estado de indigencia?”, quería saber quién es esa gente, dónde está, cómo se siente y cómo interpreta al mundo. A su vez quería entender cuáles son sus problemas y cómo se puede hacer para ayudarles. Esa posible solución, aunque fuera parcial, me alentaba pero a la vez me preocupaba (me preocupa) enormemente ya que el sentido de la antropología, de la universidad, y de mí misma como persona es el cambio y mejoramiento de las circunstancias injustas que degraden a las personas y el ambiente.
En este camino de intentar ayudar a las personas, junto con Kristin enviamos a dos personas de la calle a sus hogares, les acompañamos a sus paradas de buses y pagamos la tarifa. En dichos momentos sentimos gran satisfacción por haber hecho algo positivo por estas personas, por mejorar su condición y su calidad de vida, no obstante las encontramos de nuevo tomando en el Parque de la Merced en menos de una semana después.
Esta situación nos decepcionó un poco, pero me hizo pensar en dos cuestiones importantes: 1.) no debemos asumir un papel mesiánico, las personas son las que deben cambiar su propia situación y en ese proceso somos solamente facilitadoras, apoyos externos que les brindan las condiciones para lograrlo. Si una persona no está dispuesta o no toma las riendas de su cambio, nadie lo va a hacer por ella. 2.) El apoyo que se puede y debe dar a la población en estado de indigencias tiene que ser permanente. Como explicaba en el punto anterior, tal vez no se pueda cambiar su situación completa, pero hay otras cosas que una puede hacer como estar ahí para ellos, escucharles, conversarles, apoyarles en las necesidades que expresen por sí mismos.
Lo anterior logró que mi proceso personal dentro de esta investigación fuera realmente emotivo y que me interesara profundamente en trabajar con estas personas, pero no como informantes, no para redactar un documento, sino como alguien que les acompañe y les brinde apoyo, y encontrar más personas dispuestas a hacer lo mismo con esta gente que es agradable y acogedora, que conversan y agradecen que se les escuche y que se comparta el tiempo con ellos. Compensan el interés con la apertura de sus vidas y sus vivencias; es gente que está ahí y no es invisible, gente que necesita ser tratada como cualquier otra persona y no con desprecio, que a pesar de su situación sonríe y comparte lo poco que tiene, gente que vive en la calle y siente lo mismo que sentimos nosotros, gente que después de esto espero volver a encontrar.
Experiencias en la calle
Carlos Izquierdo
Al caminar por la ciudad, surge la interrogante de si la siguiente persona que uno se tope, le irá a pedir dinero, a veces con algún argumento, a veces sin él. Esto, y que muchas veces tengan una apariencia desagradable para la vista y para el olfato, son aspectos que se cuelan en la búsqueda de objetividad, la cual no se logra totalmente, ya que se está tratando con personas.
Al estar estas personas “al margen” de la sociedad, se les va viendo como si fueran seres anónimos y uno, al estar inmerso en esa sociedad, se va acostumbrando a verlos con indiferencia, obviando quizá que en ellos hay historias y sentimientos. Estas personas cuentan historias que muchas veces suenan desgarradoras o increíbles, pero, ¿debo creer lo que dicen?
También surgen otras interrogantes: ¿Qué pasa si me asaltan?, ¿Estará esa persona enferma? ¿Debo darle la mano? ¿Busco a alguien que no se vea tan deteriorado físicamente o que parezca limpio?
Al realizar las entrevistas, primeramente se habló con una mujer que pedía dinero en un tono de voz que sugería que estaba enferma y desesperada. Se le preguntó si vivía en la calle, a lo que su tono de voz cambió totalmente y respondió que tenía su casa y que iba para allá, por lo que no fue entrevistada. Inmediatamente surgió la interrogante: ¿Qué visiones y percepciones tendría ella acerca de las personas que estaban viviendo en la calle? Si bien no se logró saber esto ni sus razones por las que se dedicaba a pedir dinero, se llegó a la conclusión de que no siempre quienes piden limosna viven en la calle y que no todas las personas en estado de calle se dedican a preguntar si les pueden dar algunas monedas.
Con las entrevistas realizadas se pudo comprobar lo difícil que resulta localizar nuevamente a estas personas –Alexander y Enrique en este caso- para entablar más conversaciones y poder profundizar lo hablado anteriormente, así como para contrastar lo dicho en distintas ocasiones.
En el caso de Alexander, cuando se estaba dialogando con él, solicitó a la mitad de la entrevista que se le comprar un almuerzo, pero se le dijo que Carlos no tenía dinero para comprarlo, por lo que pidió un café, a lo que se accedió, considerando que había compartido una parte de su vida y que había dedicado tiempo para detallarla.
Semanas después, un domingo a las 5 p.m., se le encontró en
Con Enrique, este no solicitó dinero cuando se habló con él. De manera cordial y amable, brindó los datos que se le preguntaron inicialmente. Conforma avanzó la plática, fue adquiriendo más confianza y soltura, dándole un hilo propio a sus argumentos. Posteriormente no se le vio más.
La experiencia conjunta de Sif Yraola y Diana Campos en el proceso de la investigación
Sif Yraola y Diana Campos hicimos una parte de la investigación juntas y como investigadoras nos encontramos en algunas situaciones diferentes a como los habíamos imaginado. En el proceso académico de investigación en antropología, normalmente se debe, cuando se trata de entrevistas, que presentar el estudio a las personas que serán entrevistadas. Cuando empezamos las entrevistas nos presentamos como alumnas de antropología en la Universidad de Costa Rica, lo cual nos evidenció inmediatamente con un status diferente, un status de poder.
Al final de la conversación, con Juan Diego, por ejemplo, descubrimos que nuestra entrevista generaba una relación muy interesante, pues él, a la vez que estaba muy interesado de contarnos aspectos de su vida, al mismo tiempo nos cuestionaba. No entendía el motivo de que le preguntáramos, decirle que teníamos una intención antropológica, etnográfica, no era un criterio de importancia para él.
Otro obstáculo que descubrimos, pronto en el proceso de la investigación, es la manera en que opera el estereotipo de la apariencia de una persona indigente. Nos surgía la duda de quién entrevistar, a quién acercarse: la gente de estado de indigencia no es necesariamente fácil de encontrar. La problemática en el proceso del trabajo de campo fue: ¿Cómo se hace para saber realmente cual la apariencia de un indigente?
Experiencia de la calle
Diana Campos
San José es una experiencia antropológica muy interesante, caminar por sus calles implica encontrarse con fenómenos sociales muy interesantes, con caras, dinámicas, comportamientos muy contrastantes. En este sentido, enfocarse en la población en estado de indigencia, en esa población específica ha implicado, no sólo observar a las personas en las salidas de campo, pero en la cotidianidad. Yo, personalmente, habito en San José, en Barrio Escalante específicamente, en el límite de mi zona de investigación con Sif. Ello ha implicado, que la dinámica con respecto a mi forma de entender el barrio haya cambiado: la recolección de los desechos reciclables, la ropa tirada, los caminantes de la noche, las personas dormidas en la aceras ahora tiene toda una dimensión. Ahora conozco personas, casos, historias, vidas, problemas. Las personas de la calle ya no son personas de la calle, peligrosas o conflictivas, de las que hay que puede fiarse. Son un grupo social, diverso, complejo y humano.
Por otro lado, conocer a las personas de la calle ha sido también conocerme a mí. Conocer mis miedos y dudas, mis conocimientos, mis prejuicios. Ha sido cuestionarme. Y eso ha sido un aprendizaje muy valioso. Asimismo ha sido cuestionar de sobre manera el sistema económico, político y social. No se trata de casos aislados, de experiencias individuales. Se trata también de experiencias compartidas de marginalidad, de exclusión social, de exposición a la violencia del sistema.
La experiencia en este trabajo
Sif Yraola
Para mí era una gran experiencia, como alumna de antropóloga, tener la oportunidad de formar parte de esta investigación que tiene que ver con la caracterización de la población en estado de indigencia en el casco urbano de San José. Yo vengo de Islandia, que es un país diferente de Costa Rica en el sentido de que no se nota presencia de personas sin hogar. Es una gran experiencia para mí tener una visión de personas que tienen una experiencia de vida totalmente diferente de la mía, pero a la misma vez es duro tragar las partes duras de las personas que yo entrevisté. En un momento dado, en el proceso de investigación, me sentí un poco débil por escuchar historias demasiado duras, cuando los informantes se abrieron emocionalmente. En esa época me tomó un descanso para poder recuperarse mentalmente, antes de que se pudiera seguir. Ahora tengo una perspectiva más grande de haber conocido una populación tan diferente de lo que yo he conocido y entender las dinámicas de la calle. Con esta experiencia del curso de Etnografía de la Indigencia siento que me va a servir mucho en estudios y trabajos futuros.
sábado, 3 de julio de 2010
miércoles, 30 de junio de 2010
Videos
Los indigentes parte 1 de 2
http://www.youtube.com/watch?v=CSlmNgxhUAg
Los indigentes parte 2 de 2
http://www.youtube.com/watch?v=cALR_i-a3B0
Foto reportaje San José, Costa Rica.
http://www.youtube.com/watch?v=slFLMB66Rb8
Grupo de Instituciones
Noticias sobre "Indigencia en Costa Rica"
Sofia Chacón Sánchez
Trabajadora Social
La indigencia es una manifestación social que enfrentan día con día gran número de personas sin distinción de edad, género o estatus social en el mundo. Costa Rica no es la excepción, ya que cada vez es más frecuente encontrar personas que hacen de las calles su hogar, desarrollando su cotidianeidad en las condiciones más adversas, constituyéndose en una condición que representa una de las mayores violaciones a los derechos humanos.
Es fundamental comprender que la indigencia es un fenómeno complejo y en el que confluyen diversas manifestaciones como la exclusión social, la pobreza y las adicciones, entre otras, lo que permite comprender que es un problema de carácter social y no individual como muchos y muchas creen.
Dado que esta condición que enfrentan hombres y mujeres representa uno de los estados más adversos en que una persona puede vivir, es que una se cuestiona la labor que se hace desde diversos ámbitos, entre ellos el Estado, quién debe ser garante del cumplimiento de los derechos fundamentales de las personas, o por lo menos eso es lo que se espera. Sin embargo la realidad nos demuestra que estamos bajo un modelo de desarrollo que privilegia las políticas económicas sobre las políticas sociales.
Dichas políticas sociales además de ser cada vez más focalizadas por el reducido presupuesto asignado al área social, son descentralizadas, es decir, se traslada la responsabilidad a entes como las municipalidades o bien las organizaciones no gubernamentales. Lo anterior se refleja en la ausencia de políticas, programas y proyectos dirigidos específicamente a esta población de forma integral.
Es así como el aparato estatal es cada vez más reducido y su accionar en el área social es mínimo. Además al privilegiar el modelo capitalista la competencia y la desigualdad como motores del desarrollo social se dejan de lado aquellas poblaciones que, como las que viven la indigencia, no cuentan con los recursos y las posibilidades para poder insertarse en el mercado, gran protagonista en nuestros días.
Opinión. Vuelta en U
02 de mayo de 2008
http://www.vueltaenu.co.cr/index.php?option=com_content&task=view&id=2000
Noticias La Primerísima
San José alberga a 2.000
indigentes adictos a drogas
San José. Por Otto Vargas M., diario La Nación. 23 marzo de 2008
Sentado sobre el cordón del caño, Juan José Alvarado Montero –a quien llaman en la calle Moisés– preparaba una "chilera" con verduras, naranjas y limones que recogió del caño, cerca del Mercado Central de San José.
Son las 10:30 a. m. del jueves y aunque el sol es abrasador, por nada del mundo se despoja del grueso y roído abrigo que años atrás alguien le regaló.
A esa vieja prenda le debe haber sobrevivido tantas noches al frío de la intemperie. Desde hace 25 años, las drogas han mantenido a Moisés en la indigencia. "Duermo donde me agarre la noche. Las drogas me arrastraron hasta acá", dijo mientras se acomoda el gorro de lana.
En las calles de la capital y su periferia viven 2.000 personas prisioneras del crack , afectadas por un severo grado de adicción a esa droga. De ese total, de acuerdo con el ministro de Seguridad Pública, Fernando Berrocal, 600 tienen antecedentes delictivos y sacian su necesidad de drogas con el dinero que obtienen de asaltos y robos.
"Es una realidad dramática" –dice el ministro Berrocal–. "Eso causa un grave problema de inseguridad en San José. "Hace pocos días, durante un operativo en las inmediaciones del antiguo cine Líbano (en la ‘zona roja’), de un lote salieron como 200 adictos. Eran como fantasmas en el paisaje. Es terrible; antes que delincuentes son enfermos".
La delegación central del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de San José atendió, el año pasado, 5.454 denuncias por asalto. Gran parte de esos hechos, según la Policía, los cometieron indigentes en la capital.
Entre el 2006 y el 2007, los cuerpos policiales del país decomisaron 253.320 piedras de crack . En enero del 2008, las autoridades se incautaron de 15.900.
Asimismo, entre enero del 2006 y febrero del presente año la Policía de Control de Drogas (PCD) efectuó 524 operativos para allanar búnkeres o detener a vendedores en vías públicas. Los números reflejan el poder de penetración del crack.
Julio Bejarano, especialista en narcodependencia, explicó que la adicción tan intensa que produce esa droga lleva a la comisión de delitos en procura de algunas dosis. Agregó: "Hace unos años, allá por los 80, los jóvenes de la calle utilizaban inhalantes para drogarse, pero eran capaces de dejarlos en cuanto se daban cuenta de que eran dañinos para la salud.
"Eso no ocurre con el crack . Por eso uno ve a personas de todas las edades adictas. Esa necesidad constante de droga hace que se descuiden y de ahí que el deterioro físico es más evidente".
En pleno corazón de San José es posible encontrar "campamentos" de adictos en las riberas de los ríos o en lotes baldíos, según pudo constatar La Nación. Así ocurre cerca de la parada de autobuses de Los Caribeños, donde un grupo de indigentes improvisó tiendas de campaña con plásticos. El lugar está plagado de la basura que los drogadictos llevan en busca de latas o botellas.
El ministro Fernando Berrocal es del criterio de que a los indigentes, más que encerrarlos en una prisión por sus robos, hay que someterlos, con urgencia, a tratamientos médicos.
"Este es un problema de salud pública. A estas personas hay que darles rehabilitación y las que insistan en cometer delitos, ni modo: enviarlas a prisión. El fenómeno del consumo de drogas está vinculado con los robos y hurtos en San José", agregó el funcionario.
Berrocal insistió en que del dinero incautado al narco ($13,5 millones), al menos el 60 por ciento debería servir para financiar programas de desintoxicación. En estos momentos, el país apenas cuenta con 15 camas para atender a esa población en el Hospital Psiquiátrico, en Pavas, San José.
Por su parte, el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) construye una clínica de esa naturaleza en Montes de Oca. El centro contará con 60 camas, pero las autoridades saben, desde ya, que el espacio es insuficiente dada la cantidad de adictos y el tiempo prolongado de atención que requieren.
‘Moisés’ y ‘Parcero’ viven prisioneros
Johnny Alexánder Montoya conoció la marihuana a los 8 años, la cocaína a los 10, el hachís a los 11 y las pastillas (entre estas Poper y Niñito Dios) a los 12.
Para él, ninguna droga fue tan devastadora como el crack que conoció hace tres años, cuando llegó a Costa Rica procedente de su natal Pereira, en Colombia.
Este joven, de 25 años, quedó atrapado en las calles de San José. "El crack me llevó a la calle; en mi país nunca lo había visto. Desde hace cinco meses me monté en esto. Ahora duermo en la calle".
Vaya donde vaya lleva a mano el cartón que le sirve de cama. Teme que otros consumidores se lo roben. "De pronto como que viene uno con más cuerpo y le quiere sacar a uno cacha (ventaja) para llevarse lo que sea; el encendedor, el tubo...", manifestó.
Parcero (como le dicen) asegura que no está en la calle por gusto. "He estado en cinco centros de rehabilitación, pero de repente vuelvo a caer. Nadie está libre de caer en tentación", declaró.
Moisés sueña con el mar. Juan José Alvarado, Moisés, sueña día y noche con el mar. Allá, en sus años mozos, fue capitán de velero y de barcos de pesca.
"Vivíamos en Golfito, cerca de la costa. Soy un hombre de mar; lo extraño mucho. Hace años que no lo veo", lamentó.
Moisés asegura haber nacido en una "cuna de oro", pero desde hace más de dos décadas duerme entre cartones y bolsas plásticas. "Llegué a este lugar (las calles de San José) por un error en mi vida. A mis 24 años conocí a una mujer y ella me ofreció el polvo que calentaba en un vidrio. El resto es historia. La curiosidad mató al gato. Ahí se me fue la vida. Ahora es un calvario".
Este indigente, de 45 años, cuyo rostro y barba muestran un envejecimiento prematuro, se gana la vida cuidando carros y aunque admitió que ha robado, afirmó que ha sido "por venganza. La mayoría de las personas se tapan la nariz, quitan la cara o murmuran cuando me ven. Algunos me tienen miedo y se apartan; las señoras agarran la cartera. Eso me hace sentir mal. Ven lo superficial, no lo interno. Soy pacifista; a nadie le hago daño".
En su muñeca izquierda lleva la marca de un arma blanca. Hace un mes, otro indigente lo atacó para robarle el dinero que se ganó con el cuido de vehículos. "Yo también lo pegué (con un arma blanca); lo hice porque preferí mi vida. La herida era muy grande. Me curé a puro Dios; él es el médico más grande".
Moisés se siente solitario. Es padre de cinco hijos; ninguno sabe que vive en la calle. "La soledad es un lindo lugar para visitar, no para quedarse. En este sitio me quedaré; aquí voy a morir".
http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/26627
Domingo 03 de junio, 2007San José, Costa Rica.
Utilizan lotes baldíos y edificios viejos como refugios
Indigentes y ladrones, ‘dueños’ de céntricas calles capitalinas
Policía reconoce que en la quinta avenida se vende droga a diarioPeatones también evitan caminar por el Ministerio de Salud, el Líbano y avenida 6
Vanessa Loaiza N.mailto:N.vloaiza@nacion.com
Lotes baldíos convertidos en escondite para ladrones e indigentes, calles enteras dedicadas a la venta de drogas y artículos robados, parques y aceras transformadas en dormitorios para alcohólicos y drogadictos.
Al menos siete puntos de San José están tomados por grupos que ahuyentan a peatones y conductores.
En la minúscula capital hay zonas vedadas para los turistas. Acercarse a calle 12 o a los linderos del viejo cine Líbano, en la calle 10, es ofrecerle a los ladrones la cartera, la cámara o el celular.
En el distrito Hospital, cerca del San Juan de Dios y la iglesia de La Merced, la Fuerza Pública reporta un promedio de cuatro hechos violentos cada día.
La Policía Metropolitana apenas cuenta con 300 efectivos, cifra que catalogan las autoridades como “insuficiente” para frenar la delincuencia en San José.
Mientras, el alcalde local, Johnny Araya, defiende sus dominios, alega que San José no es “decadente” y que en dos años invertirá ¢6.000 millones en construir parques, bulevares y recuperar edificios históricos.
¿Dónde están? Al norte de San José se concentran tres sitios inseguros. La avenida 9, entre calles 1 y 8, donde los lotes baldíos están llenos de indigentes.
Wilson Jiménez, jefe de la Policía Metropolitana, explicó que los predios con zacate crecido favorecen el trabajo de los ladrones. Desde ahí atisban a los transeúntes para asaltarlos.
El segundo sitio está en la avenida 7, donde creció una zona conocida como “tierra dominicana”. Ubicada entre calles 4 y 8, ahí los dominicanos se pasan los días en las aceras y en el quicio de las puertas.
Sin embargo, las autoridades aseguran que muchos comercios liderados por dominicanos son, en realidad, locales “camuflados” para la venta de drogas.
“Ahí eso es terrible”, dijo Jiménez, y alegó que esa zona no puede ser intervenida sin el apoyo de la Policía de Control de Drogas o el Organismo de Investigación Judicial.
Un trabajador de la zona, que prefirió mantenerse en el anonimato, aseguró que muchas transacciones de drogas y armas se realizan en los teléfonos públicos del Mercado Paso de La Vaca.
“Usted los ve a ellos, bien vestidos, con zapatos nuevos de ¢60.000, haciendo llamadas desde el público, para que la policía no grabe conversaciones de sus celulares”, agregó.
El tercer sitio está una cuadra más al sur, en la avenida cinco, donde sobran los edificios viejos y es común encontrarse con señoras escasas de ropa, aparentemente ofreciendo sexo por dinero.
Otros tres. Apenas a cinco cuadras de la catedral metropolitana, en el parque Braulio Carrillo (La Merced) está uno de los sitios donde más asaltan. 100 metros al sur, en la avenida 6, las aceras son la cama para decenas de alcohólicos.
El miércoles pasado, a las 11 a. m. seis hombres y tres mujeres con la ropa sucia y bajo las influencias de alguna droga bailaban al compás de la música de un local esquinero. Junto a ellos, otro indigente ofrecía para la venta unos anteojos nuevos, con etiqueta incluida.
“Tierra dominicana” está en la avenida 7. El municipio no descarta que haya venta de drogas.carlos borbón
Por último, el parque Solón Núñez, frente al Ministerio de Salud, es dormitorio a cielo abierto para alcohólicos e indigentes.
A estos seis sitios, se suma el ambiente de la avenida primera, entre calles 8 y 10, llamado “el refuego”.
En esa zona se encuentra de todo en las aceras: tenis robadas, relojes, cadenas, contrabando de pantalones e incluso droga.
Johnny Araya insistió en que la recuperación de San José requiere tiempo y más recursos. “La ciudad tiene una problemática que no se resuelve en una década”, agregó.
Sin precisar fechas, el Alcalde aseguró que la construcción de más bulevares atraerá desarrollo comercial, reducción de las zonas para indigentes y ayudará a regenerar la capital.
La Nación, GRUPO NACIÓN GN, S. A.
http://wvw.nacion.com/ln_ee/2007/junio/03/pais1117229.html
Concluyeron programa de desintoxicación
28 indigentes recuperaron su vida al dejar drogas y calles
Otros 70 siguen internados en procura de salir del infierno capitalino
La principal dificultad que ahora enfrentan es la falta de empleo
Jairo Villegas S. jvillegas@nacion.com
Ya no duermen en las sucias calles de San José, ni mendigan monedas para comprar droga; tampoco rebuscan entre las bolsas de basura para encontrar algo para comer.
El cambio lo viven 28 personas quienes, luego de someterse a un programa de desintoxicación de año y cuatro meses, lograron salir del infierno de la indigencia.
Ellas fueron rescatadas por las cruzadas de fe y esperanza que realizan, desde febrero del 2005, la Municipalidad de San José, Hogares Crea, Ejército de Salvación y otras organizaciones.
La mayoría ya recuperó a su familia y todavía asiste a las terapias semanales que les brinda el ayuntamiento para que no regresen a las calles.
Otras 70 aún están internadas en centros de desintoxicación y procuran terminar el tratamiento, expresó Mariella Echeverría, funcionaria municipal encargada de las cruzadas.
Mientras, más de 400 indigentes regresaron a las calles de la ciudad, pero todavía reciben invitaciones para internarse y así rehacer sus vidas.
Vida de dolor. Lilly Vallecillo es una de las personas recuperadas.
Llegó a las calles cuando tenía 14 años y vivió entre las drogas y la prostitución durante casi 20 años. Ahora procura rehacer su vida.
Entre lágrimas, narró que todavía sufre porque desde hace cinco años no ve a cuatro de sus cinco hijos, a quienes el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) ubicó en otras familias pues ella no podía atenderlos.
Vallecillo aseguró que varias veces intentó dejar las drogas y la indigencia, pero no lo conseguía.
Fue hace dos años cuando, finalmente, dio los primeros pasos en firme hacia su rehabilitación.
“Mi vida fue muy triste, comía de los basureros, dormía en las calles. Consumía de todo (drogas). Para mí, el cambio significa disfrutar a mis tres nietos que son de la hija que sí veo”, aseguró.
Aunque dejó la adicción, la vida todavía no es fácil para Vallecillo.
Está desempleada en este momento y debe contribuir a pagar los ¢20.000 mensuales del alquiler de un rancho de madera y zinc, ubicado en San Sebastián, d, donde vive con su mamá y nietos.
Vallecillo fue contratada por la Municipalidad de San José para labores en un vivero, pero el presupuesto se agotó y el gobierno local espera la aprobación de un plan de gastos extraordinario para volverla a contratar en octubre.
Johnny Araya Monge, alcalde de San José, anunció que con ese dinero también contratarán a otros siete exindigentes.
Otra persona que dejó atrás la vida callejera es Johnny Cambronero Mora, quien ahora trabaja en Hogar San José, un centro de rehabilitación para drogadictos.
“Estuve en adicción 25 años y empecé desde los 15 años. Se puede salir de ese mundo, pero tiene que haber un deseo de la persona. Muchas veces necesitamos vernos caídos para salir.
“El tiempo en adicción provoca tanto deterioro que no hay capacidad para darse cuenta que uno puede salir; el adicto tiene la autoestima baja”, comentó Cambronero, quien habla con orgullo sobre su transformación.
Escollo. Conseguir un empleo es el mayor dilema para los exadictos.
Mariella Echeverría comentó que la mayoría de exindigentes ni siquiera concluyó la secundaria, por lo que solo pueden optar por empleos de baja remuneración.
“No les dan trabajo porque la gente los etiqueta porque fueron adictos”, aseguró Echeverría.
Gerson Orozco, director nacional de seguimiento de Hogares Crea, manifestó que ellos emplean a algunos de los exadictos como supervisores de centros de rehabilitación.
El alcalde Araya Monge anunció que si la Contraloría General de la República aprueba el presupuesto extraordinario, contratarán a ocho exindigentes para trabajar en un vivero o en aseo de vías.
“La Municipalidad quiere dar el ejemplo y estimular a la empresa privada a hacer lo mismo. La forma de colaborar es abrir puestos de trabajo para colocar gente recuperada”, declaró.
Araya Monge recordó que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) aseguró a unos 600 indigentes que viven en San José, para que reciban atención médica cuando la requieran.
Mano a los caídos
Cruzadas de esperanza
Las cruzadas de fe y esperanza las organiza la Municipalidad de San José, junto a otras instituciones, desde febrero del 2005.Hasta el momento, unos 500 indigentes (algunos casos son repetidos) han sido llevados a centros de rehabilitación, pero solo 28 ya concluyeron el tratamiento –que es de un año y cuatro meses–. 70 más continúan internados y el resto desertó.
Johnny Araya Monge, alcalde municipal de San José, dijo que el porcentaje de recuperación es bajo, pero, “aunque lento, el programa da sus frutos”.
A los indigentes que aceptan ayuda los llevan a centros de rehabilitación donde comienzan una terapia para que dejen las drogas y así puedan recuperar a sus familias y rehacer sus vidas.
Según un censo hecho por la Municipalidad de San José y el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), el 89% de los mendigos (de 197 consultados) consume alguna droga. La mayoría adquiere crack y marihuana. Además, el 62% de estas personas afirman que recibió atención para dejar la drogadicción al menos durante una ocasión, pero recayó.
La Nación
http://wvw.nacion.com/ln_ee/2007/septiembre/30/pais1251788.html
Costa Rica, Domingo 30 de septiembre de 2007
Exmendigo ahora da ayuda a drogadictos
Jairo Villegas S.y Francisco Angulo jvillegas@nacion.com
Luis Ángel Sandí aceptó la ayuda que le ofreció la Municipalidad de San José para dejar las calles capitalinas y superar la adicción a las drogas.
Esa mano la estrechó hace dos años y un mes, en una de las primeras Cruzadas de Fe y Esperanza que el gobierno local realiza en la ciudad capital.
Hoy, Sandí está completamente recuperado, ya no viste andrajos ni come sobros de la basura. Incluso, dispone de un automóvil y trabaja en Hogares Crea, en la sede de Pavas, San José.
“Vivía en las calles, comía de los basureros. Vendía mi ropa para conseguir drogas y no podía acercarme a mi casa por orden de un juez, ya que cuando me dejaban bañarme me robaba las cosas para cambiarlas por drogas.
“Estudié en una escuela privada, soy hijo único y hablo tres idiomas (español, inglés y portugués), pero las drogas no discriminan clase social. Para caer en el vicio solo hay que probarlas.
“Al principio, me daba miedo ir a León XIII (Tibás) a comprar drogas. Luego vivía ahí, en un lote, después me fui a San José y ahí recibí la ayuda. Ahora me llevo muy bien con mi mamá y trabajo en Hogares Crea para ayudar a personas que consumen drogas. Podría trabajar en otro lugar, pero hay cosas que llenan más que el dinero”, dijo Sandí.
Este exadicto aseguró que los drogadictos se desesperan por obtener esas sustancias ilícitas.
“La gente roba, se prostituye, asalta o asesina; ve qué hacer para conseguir dinero y comprarla”, aseveró.
Ejemplo. Otro ejemplo de recuperación es Katherine Hall Espinoza, de 21 años; salió del foso con las Cruzadas de Fe y Esperanza.
Ella consumió drogas desde los 14 años y en el 2005 aceptó internarse en Hogares Crea, precisamente, la ayuda la recibió durante la primera cruzada.
Ahora es la directora del centro para mujeres que Hogares Crea tiene en San Isidro de Heredia, donde ayuda a otras congéneres a encontrar una salida para zafarse de la drogadicción.
Hall desea terminar sus estudios de secundaria para luego cursar alguna carrera en la universidad.
Pero no solo en San José hay indigentes. Otras ciudades importantes reportan un incremento de drogadictos o alcohólicos que viven en las calles.
Por ejemplo, en Cartago hay identificadas 50 personas en esta condición, indicó Lilliana Fonseca, del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS).
Mientras, en Alajuela deambulan unos 300 indigentes quienes incluso se refrescan en la pileta del parque central Tomás Guardia.
Otros cantones donde están contabilizados los indigentes son Turrialba, Mora y Pococí.
http://wvw.nacion.com/ln_ee/2007/septiembre/30/pais1251966.html
Grupo de Instituciones
sábado, 26 de junio de 2010
viernes, 25 de junio de 2010
El sábado a medio día es la última fecha para entregar a Luis Durán la información
25 de julio 2010
Estimados estudiantes (as):
El sábado a medio día es la última fecha para entregar a Luis Durán la información siguiente (FAVOR NO ENVIAR A CARMEN ARAYA) (las personas que enviaron la información no tienen que hacerlo de nuevo):
1. HISTORIA DE VIDA CON SEUDÓNIMO
2. CATEGORIZACIÓN DE HISTORIA DE VIDA (DEBE IR EL NOMBRE DE QUIÉN HACE LA CATEGORIZACIÓN, QUIÉN HIZO LA HISTORIA DE VIDA Y NOMBRE DE LA PERSONA ENTREVISTADA)
3. MAPEO
Si no envían la información correspondiente, la nota no aparecerá en el registro. Favor comunicar a todos esta información (por si falta alguien en el mensaje).
Saludos, m.carmen araya
viernes, 18 de junio de 2010
II Congreso Internacional de la Red Latinoamericana de Antropología Jurídica (RELAJU):
VII Congreso Internacional de la Red Latinoamericana de Antropología Jurídica (RELAJU):
Un reto para nuestras sociedades: identidades, interculturalidad, pluralismo jurídico y derechos colectivos
Visítanos en: http://www.relaju.org/
La Sección Peruana de la Red Latinoamericana de Antropología Jurídica (RELAJU) los invita a participar en el VII Congreso Internacional “Un reto para nuestras sociedades: identidades, interculturalidad, pluralismo jurídico y derechos colectivos”, que se llevará a cabo del 2-6 de agosto año 2010 en el campus de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en la ciudad de Lima.
RELAJU es una Red académica que realiza encuentros internacionales cada dos años con el fin de promover una reflexión crítica e interdisciplinaria en temas como la reforma del Estado y la justicia en contextos de pluralidad cultural y jurídica, el nuevo constitucionalismo pluralista, conflictos en torno a actividades extractivas y derechos indígenas en contextos de globalización; identidades, interculturalidad, lucha contra la discriminación y la exclusión social, género, participación política, democracia y derechos humanos en contextos de diversidad. Estos encuentros están dirigidos a académicos/as, magistrados, funcionarios públicos, congresistas, miembros de ONGs, dirigentes indígenas y sociales, asesores legales de organizaciones y empresas, así como miembros de organismos internacionales, agencias de Naciones Unidas y de la Cooperación Internacional.
Este encuentro constituye una oportunidad única de aprendizaje e intercambio de experiencias entre participantes de diversos países, en sus tres actividades centrales: el Curso pre-congreso (2-3 agosto), tres Coloquios en las tardes/noches (4-5 y 6 de agosto) y el Congreso propiamente dicho, que constará de 27 mesas. Entre los ponentes internacionales están: Esther Sánchez (Colombia), Boaventura de Sousa Santos (Portugal), Bartolomé Clavero (Miembro del Foro Indígena, España), Rodolfo Stavenhagen (primer Relator de Pueblos Indígenas, México), Carlos Gaviria (ex presidente de la Corte Constitucional de Colombia), Magdalena Gómez (México), María Teresa Sierra (México), René Kuppé (Austria), Rachel Sieder (Inglaterra), Antonio Carlos Wolkmer (Brasil), Xavier Albó (Bolivia/ España), André Hoekema (Holanda), entre otros expertos.
Hasta el 30 de junio aplican descuentos para la inscripción en las diversas actividades del Congreso. En todo caso, aplican descuentos para la inscripción en más de una actividad del encuentro.
Esperamos contar con su participación y agradecemos anticipadamente el apoyo que nos pudiera brindar en la difusión de la presente.
Mayor información en: www.relaju.org
Instituto Internacional de Derecho y Sociedad (IIDS): Jr. Nazca 458, Of. 101, Lima 11, Perú.
Teléfono: (511) 330-9139
Correo electrónico: relaju2010@relaju.org / prensaiids@derechoysociedad.org
Visita a Relaju Perú en Facebook y La Mula.pe
Palestina Creer en la liberación a pesar de vivir bajo la ocupación: La experiencia de una Observadora de Paz del Consejo Mundial de las Iglesias.
Se complacen en invitar a la charla:
Palestina Creer en la liberación a pesar de vivir bajo la ocupación:
La experiencia de una Observadora de Paz del Consejo Mundial de las Iglesias.
A cargo de:
Dra. Muriel Schimid
Directora del Centro de estudios de Religión,
Universidad de Utah.
FECHA: Lunes 21 de junio, 2010
HORA: 5:15pm
LUGAR: Mini-Auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales
cine foro sobre el tema de la violencia de las barras de fútbol
Rolando Quesada
Director
Escuela Antropología
UCR
Estimado señor
La Asamblea Legislativa está organizando para el jueves 22 de julio 2010, a las 6 PM en el salón de ex presidentes de la República, un cine foro sobre el tema de la violencia de las barras de fútbol como fenómeno social.
La actividad se desarrollará con la presentación de una película titulada HOOLIGANS y el posterior aporte de los presentes sobre la temática.
Consideramos que este tema, poseyendo un contenido antropològico, sería enriquecido con la presencia de estudiantes de su ESCUELA.
Quisiéramos conocer de la posibilidad que una representación de estudiantes y profesores estuviesen presentes en la actividad.
Para lo correspondiente quedo a sus gratas órdenes a la espera de su respuesta.
Atentamente;
M.Sc. Erich Francisco Picado Arguello
Prensa
83355547
miércoles, 16 de junio de 2010
Revitalización de la Cultura Maya
Se complacen en invitar a la charla:
Revitalización de la Cultura Maya
A cargo de la Dra. Abigail Adams
FECHA: Jueves 17 de junio, 2010
HORA: 2:00pm
LUGAR: Mini-Auditorio de