lunes, 5 de julio de 2010

Antropología de la risa...

Un día en la clase hablamos sobre la risa, Carmen nos invitó a hacer lecturas sobre antropología de la risa. Acá me gustaría compartir con ustedes este pequeño video, espero que lo disfruten! La risa se contagia! Es como una fuerza que se transmite...

http://www.youtube.com/watch?v=jedd2FiZTqM


Del otro lado, hay un libro que se llama "El Libro de las emociones" escrito por Laura Esquivel, es muy interesante y ahí retoma aspectos relacionados, como por ejemplo:
"La tristeza enferma, y la alegría cura"

Para los que quieran leerlo, acá les mando el enlace dodne pueden bajar el libro como formato de pdf :

http://www.4shared.com/get/xJM5JOki/Esquivel_libro_Emociones.html;jsessionid=5009A79C3F76E735A217E6CF31C66B83.dc216

y por último, me gustaría compartir con ustedes algunas bibliografías que les puede
tal vez llamar la atención. Son unas tesis de licenciatura de la escuela de arquitectura que se relacionan con temas relacionados con urbanismo :

Trabajo Final de Graduación: RED de escenarios híbridos sostenibles: intercambio urbano en La Carpio / realziada por : Karolina Castro Marín. La signatura es: TFG 30580


Variables socioespaciales para la conceptualización y el diseño del hábitat para mujeres jefas de hogar / Mariella Salas Rodríguez, Isaac Salgado Ramírez. signatura: TFG 30932



*Ambas pueden ser consultadas tanto en la biblioteccxa de la escuela de arquitectura como en la biblioteca Tinoco.


- Roya Eshraghi

domingo, 4 de julio de 2010

algunos comentarios sobre las actividades del grupo de Gestión

El miércoles 23 de junio en el Dormitorio, el grupo de gestión presentó unos videos sobre algunas actividades que han desarrollado(taller de teatro, visita al planetario, fabricación de billeteras y taller de ajedrez). Fue interesante que pasaran estos videos, ya que muchos usuarios del dormitorio identificaron a las personas que salían ahí, y las vieron con otros ojos ya que estaban haciendo actividades, con personas y en lugares totalmente distintos a su medio cotidiano.
La actividad que más me llamó la atención (y creo que a ellos y ellas también) fue la confección de billeteras, ya que se explica en el video de manera rápida y concisa, y los materiales son baratos y fáciles de consguir. Creo que el darles esta herramienta es muy valioso, ya que está en ellas y ellos, el aprovecharla y poder ganar algún dinero con su propio esfuerzo. Fue atinado del grupo de gestión el recalcarle a quienes aprendieron a hacer billeteras, que ojalá pudieran -además de poner en práctica sus nuevos conocimientos- enseñarle a otras personas el oficio.
Creo que esta actividad y la del teatro fueron las mejores (la de ajedrez no pude verla por razones de tiempo), al involucrar a la comunidad del dormitorio mediante talleres activos. La experiencia del planetario creo que también les gustó mucho, al igual que la merienda que hicieron posteriormente.

En términos generales, fueron actividades creativas, no paternalistas ni asistencialistas, lo cual espero que ellos continúen.

Carlos Izquierdo V.
A42713

Referencias útiles

Esta es una bibliografía parcial del grupo de la caracterización (1), recopilada con un interés general en mente:

Alfaro, Marvin. Hogar para personas en situación de indigencia. Trabajo final de graduación de Licenciatura en Arquitectura. Universidad de Costa Rica: 2005.

Alvarado, Daniel. Centro de rehabilitación para personas en condición de indigencia. Proyecto de graduación para la Licenciatura en Arquitectura, Universidad de Costa Rica, 2004.

Araya, María del Carmen. “El lado oscuro del corazón de San José. Miedos de comunicación y construcción de pánicos morales”. Garita, Nora y Rossi, Anacristina, editoras, El lado oscuro. Ensayos sobre violencia. San José: Uruk Editores, 2007.

Astúa, Ivonne y Solano, Priscilla. Indigencia: referentes generales en torno a este fenómeno social. Tesis de Licenciatura en Trabajo Social, Universidad de Costa Rica, 2000.

Brenes, Maigualida y Chacón, María Sofía. Intervención con personas en situación de indigencia: un análisis crítico en cuatro organizaciones no gubernamentales. Tesis de Licenciatura en Trabajo Social, Universidad de Costa Rica, 2009.

Kokolt, Waltruad. Culture and Space: anthropological approaches. Universidad de Hamburg, Instituto de etnología. Red. 22 junio 2010. .

Rojas, Carolina. Rostros de la indigencia. Un estudio etnográfico de la zona noroeste del casco metropolitano de San José. Tesis de Licenciatura en Trabajo Social, Universidad de Costa Rica, 2001.

Rojas, Carolina. “Indigencia en San José: expresión de la exclusión social y el desarraigo”. Reflexiones. Volumen 85, No. 1-2, 2006.

Vidal Moranta, Tomeu, y Enric Pol Urrútia. "La apropiación del espacio: una propuesta teórica para comprender la vinculación entre las personas y los lugares." Anuario De Psicología 36.3 (2005): 281-95. Universitat De Barcelona, Facultat De Psicologia. Red. 23 junio 2010. .

Villegas Zúñiga, Marialina. Apropiación del espacio público urbano a través delgraffiti: los casos del Edificio Saprissa y barrio La California en San José, Costa Rica. Universidad de Costa Rica, Facultad de Ciencias Sociales, Escuela de Antropología: San José, Costa Rica, 2010.

Culture and Space – anthropological approaches


La apropiación del espacio: una propuesta teórica para comprender la vinculación entre las personas y los ...

Kristin Brabant
Diana Campos
Rebeca Gu Navarro
Carlos Izquierdo
Sif Yraola

CARACTERIZACIÓN INTERNACIONAL DE LA INDIGENCIA

CARACTERIZACIÓN INTERNACIONAL DE LA INDIGENCIA

CARACTERIZACIÓN INTERNACIONAL DE LA INDIGENCIA

CARACTERIZACIÓN INTERNACIONAL DE LA INDIGENCIA

PARA UNA MEJOR COMPRENSIÓN SOBRE LA INDIGENCIA EN COSTA RICA: DISCUSIÓN SOBRE EL TÉRMINO Y SUS SIGNIFICADOS

Natalia Duarte
(Parte del trabajo:Estado de la Indigencia a nivel internacional y un estudio de caso: Personas en condición de calle en el Centro Dormitorio de la Municipalidad de San José, Costa Rica, 2010)

Después de realizar un recorrido internacional de la conceptualización de la indigencia, es necesario retomar elementos acerca de las múltiples definiciones que hemos encontrado, y a partir de éstos, proponer un concepto mucho más rico que nos ayude a una comprensión más amplia del fenómeno de las personas que viven en condición de calle, objeto último de este trabajo y del curso universitario en el que se enmarca.
Asimismo, siempre la discusión retornará sobre el tema de la indigencia en Costa Rica, pues este es nuestro ámbito de investigación etnográfica, particularmente el Centro Dormitorio de la Municipalidad de San José, por lo que se enriquecerá con las experiencias de campo tenidas en este lugar.
Partiendo de lo que hemos visto en el escenario internacional, el término “indigencia” no representa en todos los casos a las personas que viven en la calle únicamente, si no que en algunos casos se utiliza como sinónimo de pobreza extrema. Vemos que aún entre países de habla hispana el concepto adquiere matices muy diferentes entre sí, lo cual corresponde a posicionamientos teóricos heterogéneos del fenómeno en cuestión.
Después de una lectura cuidadosa de los apartados de la caracterización internacional de la indigencia, se destacan algunos ejes temáticos que vale la pena discutir de forma comparativa; sobre todo en cuanto a los matices semánticos que tiene el término indigencia en cada caso estudiado y los distintos enfoques que presuponen su conceptualización, así como las distintas explicaciones causales o relaciones vinculantes con otros fenómenos. Éstos se pondrán en diálogo con los conceptos que tienen las personas en condición de calle que fueron entrevistadas en el Centro de Dormitorios de la Municipalidad de San José.
Indigencia: Distintos conceptos en una misma palabra
En los países de habla hispana de América Latina, se utiliza el término de indigencia, pero de manera conceptualmente distinta. En la mayoría de la información obtenida de esta porción del continente, se utiliza el vocablo como sinónimo de “pobreza extrema” . Esto se corresponde con la terminología de la CEPAL, la cual define la pobreza como la incapacidad de cubrir las necesidades básicas (alimentación, salud, vivienda, educación); la indigencia o pobreza extrema la delimita como la incapacidad de cumplir con sus necesidades alimentarias (Muñoz, 2000). Esta definición tiene un enfoque económico, haciendo de la capacidad de adquisición de bienes el indicador de este fenómeno, y deja de lado otros elementos que determinan la pobreza como las desigualdades estructurales y la exclusión social, entendida como la negación de derechos de participación plena en los distintos ámbitos de la vida social: tanto la participación económica como la política y sociocultural. Vemos entonces que a partir de esta concepción, se considera la indigencia como un fenómeno presente tanto en zonas urbanas como rurales, y en regiones indígenas, cuyo origen causal sería la pobreza. En ese sentido, es similar lo que se investigó en África y Asia: la indigencia sería un producto de la situación de pobreza.
En Costa Rica, la acepción del término varía con respecto a la planteada arriba. La Comisión Mixta de Atención a la Indigencia de San José, utiliza el término más bien como sinónimo de persona que habita en la calle, que no tiene casa, sin importar la causa de su condición (Teresita Cordoncillo, asistente administrativa del Centro de Dormitorios de la Municipalidad de San José, entrevista personal el 24 de mayo del 2010), y se distingue cualitativamente de la denominada pobreza extrema. Por su parte, Carolina Rojas, trabajadora social que ha desarrollado investigaciones sobre el tema de la indigencia en el Casco Urbano Central de este país, define la indigencia como “una manifestación de la exclusión social, que se caracteriza por el desarraigo y la estigmatización de hombres y mujeres adultos, que viven y satisfacen sus necesidades en las calles de las zonas urbanas, en las que desarrollan su cotidianidad, realizando actividades vinculadas con la precariedad crónica.” (Rojas, 2006:190). Así, el énfasis de esta perspectiva es más estructural, y desde la exclusión, y hace énfasis en lo que es la condición de la vida en las calles.
Por su lado, en otras regiones no hispanohablantes, si bien no encontramos traducciones literales al término indigencia, que etimológicamente viene del latín indigentia, que significa “falta de digestión”, o falta de medios para comer (Astúa y Solano, 2000: 21); vemos que existen definiciones que se refieren a personas que viven en condiciones de calle si no equivalentes, al menos similares. Homelessness (literalmente “sin hogarismo”), se utiliza en Estados Unidos, Europa y África, y hace referencia a las personas que no tienen casa. En Estados Unidos se distingue entre personas “sin hogar” crónicos o por períodos temporales. En Europa, la European Federation of National Organizations Working with the Homeless (FEANTSA), desarrolló una tipología de personas homeless, según su condición. En África, además de homelessness se utiliza el término destitution, definido básicamente como condición de pobreza extrema y falta de autonomía para la sobrevivencia; es decir, este segundo término es más similar a la acepción de indigencia que define la CEPAL.
En Europa y Estados Unidos se relaciona esta problemática a la falta de vivienda asequible, desempleo, exclusión social, entre otros, y se delimita principalmente a las personas sin casa que duermen en espacios públicos o en abandono, o en hostales, y refugios. En ambos continentes, las personas sin casa propia que viven donde un familiar en condiciones a veces de hacinamiento son igualmente consideradas personas homeless. También encontramos que en esas dos regiones hay más producción escrita en cuanto a estudios realizados a nivel nacional, por parte de la FEANTSA en Europa, y el Reporte Anual de Valoración de Personas Sin hogar (AHAR, por sus siglas en inglés) elaborado por el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) en los Estados Unidos.
El sinhogarismo entonces, es más similar a lo que en Costa Rica se entiende como indigencia, aunque no todas las características son compartidas en cuanto a contextos y causas del fenómeno en cada localidad. Ambos son un fenómeno predominantemente urbano. Implican la falta de vivienda, por lo que se desarrolla la vida cotidiana en la calle. Sin embargo su condición va más allá de este hecho, o de su incapacidad económica de acceso a bienes y servicios básicos. Se trata de una forma de vida resultado de exclusión social y marginalización institucionalizada al punto que se vuelven como “fantasmas”, o como los llamó Alberto Balma (representante de las Asociación para el rescate del drogadicto Camino a la Libertad en la COMAI, y ex-habitante de calle, en una conferencia impartida en el curso de Etnografía de la indigencia, el 17 de junio del 2010), “habitantes invisibles” de la calle.
Como resultado de nuestro trabajo de campo, se aprendió otro aspecto con respecto al término “indigencia”. Al menos para el caso de Costa Rica, este vocablo tiene una connotación preponderantemente negativa. Esto lo observamos tanto entre quienes viven en condición de calle, como de otras personas externas a este grupo, como el caso de una funcionaria del Centro Dormitorio a quien se entrevistó. Ella hacía distinción entre “habitante de calle”, e “indigente”. Define al primero como quien no tiene casa por distintas razones: abandono, enfermedad o pobreza, y al segundo como quien vive en la calle por una condición de adicción a narcóticos y alcoholismo.
Por otro lado, entre los usuarios del centro que se entrevistaron, no hay una opinión unívoca con respecto a esta forma de denominación. Por ejemplo el caso de un hombre de 71 años proveniente de Guanacaste, quien trabajó toda su vida en actividades agrícolas y se autodenomina como un hombre trabajador y que desde hace diez años se encuentra en condición de calle por la pérdida de todos sus bienes materiales, considera que el término de indigencia hace referencia a las personas drogadictas, y que por tanto a él no le va tal denominación, puesto que no consume ninguna sustancia y su condición de vida actual no tiene relación con ninguna adicción. Sin embargo, sufre con ser constantemente confundido y juzgado como drogadicto, y además considera que el vivir en la calle hace que “no valga nada”.
Una mujer de 38 años originaria de Desamparados, que lleva 21 años en condición de calle, por su condición de drogadicción y alcoholismo define la indigencia como “una gran vergüenza”, y como una condición que conlleva tristeza, soledad y fracaso. Ella además padece de VIH, y habla de sí misma como “enferma” y como “adicta”. No utiliza la palabra “indigente” para nombrarse, aunque cuando se le preguntó, sí se considera como tal, y dijo avergonzarse de su condición.
En los tres casos citados, el de la funcionaria y los dos usuarios, encontramos elementos comunes en su discurso con respecto al tema en cuestión. El primero es que se considera la indigencia como una condición vergonzosa y que se relaciona con la drogadicción y alcoholismo. Quienes no cumplen con esa característica, sienten que debe lidiar con que se les confundan con personas adictas por el hecho de vivir en la calle. Por lo que dice el hombre y la funcionaria, al “indigente” entendido como adicto, se le juzga de una forma más severa y tiene más bajo estatus que quien vive en la calle por otros factores.
En cambio, otro muchacho de 25 años originario de Heredia, con 6 años de vivir en la calle, que al momento de la entrevista se encontraba en un proceso de desintoxicación por drogadicción y alcoholismo, se refirió a los indigentes como personas jóvenes y mayores, que no trabajan ni tienen dinero y que por eso tienen que estar en la calle. Así que al contrario de los otros casos, no hace referencia a la adicción en su definición, aunque en la entrevista dijo ser “pobre, no indigente”, por lo que tampoco es un nombre que le guste para sí.
Un hombre de Siquirres de 28 años de edad, quién al momento de la entrevista llevaba dos meses de vivir en la calle dijo, sobre el nombre indigente que era inadecuado y feo: "Porque digamos aunque uno viva en la calle no se deja de llamar gente".

Sobre la asistencia al Centro Dormitorio

Notas Asistencia Centro Dormitorio

Directorio de Instituciones



Los datos de este cuadro fueron facilitados por el Instituo Mixto de Ayuda Social (IMAS) e instituciones entrevistadas.

Grupo de Instituciones

Otro lado de la indigencia

Esta etnografía nos ha encargado con el manejo de numerosas entrevistas y una gran cantidad de información sobre la vida y las personas en la calle. De acuerdo con tal información, queda la responsabilidad de utilizarla y presentarla en una manera responsable. La voz de una otra persona pasa por nuestras etnografías, y por eso, hay que concienciar a nosotros mismos de que tenemos puntos de vistas propios y hay una inclinación manipular la información aun sin conocimiento ni intención. Tenemos que darnos cuenta que es nuestras palabras que afectan a la percepción de la calle y su población de otras personas. Pero palabras no son la única manera de comunicar, ni necesariamente la más poderosa. La fotografía de la indigencia, en mi opinión, nos ha presentado con una historia de solo un lado. No quiero decir que ese lado es fracaso, sino que no cuenta toda la historia. Por la mayor parte, solo encontramos fotos de las personas en estado de calle sentadas en la acera con miradas tristes, desanimadas o suplicantes a través de una cara marcada por exposición a los elementos o estropeada por tierra...un buen ejemplo son las fotos de la cinta con nuestro título del blog y las imágenes que muestra. Estas imágenes solo transmiten la tristeza de la indigencia, y mientras que el estado de calle no es un asunto de alegría, no quiere decir que los habitantes de la calle no experimentan la alegría. Al contrario, a través de mis entrevistas en el Parque de la Merced, formé amistades preciosas con algunos indigentes allá, y pasamos horas y horas muriendo de risa y sonriendo en la comodidad de nuestra amistad y cariño por una a otra. Entonces, aquí tengo una serie de fotografías que yo tomé en el parque y sus alrededores que, en mi opinión, cuenta otro capítulo en la historia de la indigencia. Quería compartir estas fotos con ustedes para honrar a mis amigos en el parque y sus risas interminables y almas amables.









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Kristin Brabant
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REFLEXIONES DEL PROCESO

Estas son algunas reflexiones de cómo entendimos y sentimos el proceso investigativo/personal desde nuestra subjetividad, las integrantes del grupo 5 de Caracterización.

Reflexiones de las personas de la calle en Costa Rica desde una mirada extranjera.

Kristin Brabant

Antes de venir a Costa Rica por un semestre de intercambio, nunca me imaginé que habría pasando mis días en el centro de San José conversando y conociendo a la población en estado de calle; pero es precisamente esa experiencia la que me ha brindado la más grande satisfacción y alegría durante mi tiempo en Costa Rica.

El hacer esta etnografía me ha desembocado en la formación de unas relaciones profundas, especiales e informativas con personas que viven una vida a menudo sumamente diferente en comparación con la mía. Pero si esta experiencia me ha enseñado algo, es sobre todo es que cada persona que vive en la calle que he conocido tiene una historia impresionante para compartir, una perspectiva única que merece estar escuchado y una alma bella a pesar de todo los desafíos que ha encontrado. Me siento sumamente privilegiada de conocer a la gente que esta etnografía me introdujo, y experimentar la serie de realizaciones intelectuales y emocionales que resultaron a causa de conocer a mis amigos en el Parque de la Merced y San José en general.

La caracterización de la población en indigencia en el Casco Urbano de San José aclaró muchas de mis presuposiciones con respecto a la vida en la calle y espero que esta etnografía regale comprensión a todos los lectores sobre una población tan malentendida. Mientras que muchos de los habitantes de la calle experimentan drogadicciones o alcoholismo, y han sufrido por una historia de violencia emocional y/o física, además ellos representan trabajadores, alumnos, profesores, padres y madres, amigos respetuosos, y sobre todo, individuos valiosos.

A través de mis entrevistas con los habitantes de la calle, he obtenido una apreciación por la sabiduría que tienen ellos que un título no brinda. Ellos saben cómo supervivir en la calle sin las comodidades a que estoy acostumbrada, aun a pesar de la discriminación cotidiana por parte de la sociedad y la policía. Sobre todo, mis amigos en la calle han enriquecido mi vida con amistades, amor, risas y entendimiento.

El venir a Costa Rica fue una experiencia intimidante para mí, pero en el Parque de la Merced, mis amigos de la calle me mostraban solamente generosidad, aceptación y cariño. Algunas de mis amistades más queridas en Costa Rica son con los habitantes de la calle, y por las sonrisas, risas, abrazos, charlas emocionales y momentos especiales que compartimos, estoy completamente en agradecida con ellos. Por el valor, sinceridad y amistad de ellos, yo les dedico este trabajo y espero que brinde la voz de ellos a todos los lectores para difundir el entendimiento que esta población merece.

Sobre mi camino en el aula y en la calle.

Rebeca Gu N.

El hecho de acercarse a poblaciones es estados de marginalidad es un tema que siempre me ha llamado la atención, por eso al encontrar un espacio en el que pudiera relacionarme con personas en estado de indigencia no dudé en tomarlo. El inicio del proceso consistió sobretodo en preguntas, al intentar plantearme -junto con todo el grupo- un abordaje adecuado del tema topé con muchos vacíos teóricos, metodológicos, conceptuales tanto a nivel de la academia como a nivel personal.

El primer cuestionamiento que me hice fue “¿quiénes eran las personas en estado de indigencia?”, quería saber quién es esa gente, dónde está, cómo se siente y cómo interpreta al mundo. A su vez quería entender cuáles son sus problemas y cómo se puede hacer para ayudarles. Esa posible solución, aunque fuera parcial, me alentaba pero a la vez me preocupaba (me preocupa) enormemente ya que el sentido de la antropología, de la universidad, y de mí misma como persona es el cambio y mejoramiento de las circunstancias injustas que degraden a las personas y el ambiente.

En este camino de intentar ayudar a las personas, junto con Kristin enviamos a dos personas de la calle a sus hogares, les acompañamos a sus paradas de buses y pagamos la tarifa. En dichos momentos sentimos gran satisfacción por haber hecho algo positivo por estas personas, por mejorar su condición y su calidad de vida, no obstante las encontramos de nuevo tomando en el Parque de la Merced en menos de una semana después.

Esta situación nos decepcionó un poco, pero me hizo pensar en dos cuestiones importantes: 1.) no debemos asumir un papel mesiánico, las personas son las que deben cambiar su propia situación y en ese proceso somos solamente facilitadoras, apoyos externos que les brindan las condiciones para lograrlo. Si una persona no está dispuesta o no toma las riendas de su cambio, nadie lo va a hacer por ella. 2.) El apoyo que se puede y debe dar a la población en estado de indigencias tiene que ser permanente. Como explicaba en el punto anterior, tal vez no se pueda cambiar su situación completa, pero hay otras cosas que una puede hacer como estar ahí para ellos, escucharles, conversarles, apoyarles en las necesidades que expresen por sí mismos.

Lo anterior logró que mi proceso personal dentro de esta investigación fuera realmente emotivo y que me interesara profundamente en trabajar con estas personas, pero no como informantes, no para redactar un documento, sino como alguien que les acompañe y les brinde apoyo, y encontrar más personas dispuestas a hacer lo mismo con esta gente que es agradable y acogedora, que conversan y agradecen que se les escuche y que se comparta el tiempo con ellos. Compensan el interés con la apertura de sus vidas y sus vivencias; es gente que está ahí y no es invisible, gente que necesita ser tratada como cualquier otra persona y no con desprecio, que a pesar de su situación sonríe y comparte lo poco que tiene, gente que vive en la calle y siente lo mismo que sentimos nosotros, gente que después de esto espero volver a encontrar.

Experiencias en la calle

Carlos Izquierdo

Al caminar por la ciudad, surge la interrogante de si la siguiente persona que uno se tope, le irá a pedir dinero, a veces con algún argumento, a veces sin él. Esto, y que muchas veces tengan una apariencia desagradable para la vista y para el olfato, son aspectos que se cuelan en la búsqueda de objetividad, la cual no se logra totalmente, ya que se está tratando con personas.

Al estar estas personas “al margen” de la sociedad, se les va viendo como si fueran seres anónimos y uno, al estar inmerso en esa sociedad, se va acostumbrando a verlos con indiferencia, obviando quizá que en ellos hay historias y sentimientos. Estas personas cuentan historias que muchas veces suenan desgarradoras o increíbles, pero, ¿debo creer lo que dicen?

También surgen otras interrogantes: ¿Qué pasa si me asaltan?, ¿Estará esa persona enferma? ¿Debo darle la mano? ¿Busco a alguien que no se vea tan deteriorado físicamente o que parezca limpio?

Al realizar las entrevistas, primeramente se habló con una mujer que pedía dinero en un tono de voz que sugería que estaba enferma y desesperada. Se le preguntó si vivía en la calle, a lo que su tono de voz cambió totalmente y respondió que tenía su casa y que iba para allá, por lo que no fue entrevistada. Inmediatamente surgió la interrogante: ¿Qué visiones y percepciones tendría ella acerca de las personas que estaban viviendo en la calle? Si bien no se logró saber esto ni sus razones por las que se dedicaba a pedir dinero, se llegó a la conclusión de que no siempre quienes piden limosna viven en la calle y que no todas las personas en estado de calle se dedican a preguntar si les pueden dar algunas monedas.

Con las entrevistas realizadas se pudo comprobar lo difícil que resulta localizar nuevamente a estas personas –Alexander y Enrique en este caso- para entablar más conversaciones y poder profundizar lo hablado anteriormente, así como para contrastar lo dicho en distintas ocasiones.

En el caso de Alexander, cuando se estaba dialogando con él, solicitó a la mitad de la entrevista que se le comprar un almuerzo, pero se le dijo que Carlos no tenía dinero para comprarlo, por lo que pidió un café, a lo que se accedió, considerando que había compartido una parte de su vida y que había dedicado tiempo para detallarla.

Semanas después, un domingo a las 5 p.m., se le encontró en la Avenida Segunda, frente a la Catedral Metropolitana, pero inmediatamente pidió dinero y al no contar con él, se le respondió esto y él se retiró.

Con Enrique, este no solicitó dinero cuando se habló con él. De manera cordial y amable, brindó los datos que se le preguntaron inicialmente. Conforma avanzó la plática, fue adquiriendo más confianza y soltura, dándole un hilo propio a sus argumentos. Posteriormente no se le vio más.

La experiencia conjunta de Sif Yraola y Diana Campos en el proceso de la investigación

Sif Yraola y Diana Campos hicimos una parte de la investigación juntas y como investigadoras nos encontramos en algunas situaciones diferentes a como los habíamos imaginado. En el proceso académico de investigación en antropología, normalmente se debe, cuando se trata de entrevistas, que presentar el estudio a las personas que serán entrevistadas. Cuando empezamos las entrevistas nos presentamos como alumnas de antropología en la Universidad de Costa Rica, lo cual nos evidenció inmediatamente con un status diferente, un status de poder.

Al final de la conversación, con Juan Diego, por ejemplo, descubrimos que nuestra entrevista generaba una relación muy interesante, pues él, a la vez que estaba muy interesado de contarnos aspectos de su vida, al mismo tiempo nos cuestionaba. No entendía el motivo de que le preguntáramos, decirle que teníamos una intención antropológica, etnográfica, no era un criterio de importancia para él.

Otro obstáculo que descubrimos, pronto en el proceso de la investigación, es la manera en que opera el estereotipo de la apariencia de una persona indigente. Nos surgía la duda de quién entrevistar, a quién acercarse: la gente de estado de indigencia no es necesariamente fácil de encontrar. La problemática en el proceso del trabajo de campo fue: ¿Cómo se hace para saber realmente cual la apariencia de un indigente?

Experiencia de la calle

Diana Campos

San José es una experiencia antropológica muy interesante, caminar por sus calles implica encontrarse con fenómenos sociales muy interesantes, con caras, dinámicas, comportamientos muy contrastantes. En este sentido, enfocarse en la población en estado de indigencia, en esa población específica ha implicado, no sólo observar a las personas en las salidas de campo, pero en la cotidianidad. Yo, personalmente, habito en San José, en Barrio Escalante específicamente, en el límite de mi zona de investigación con Sif. Ello ha implicado, que la dinámica con respecto a mi forma de entender el barrio haya cambiado: la recolección de los desechos reciclables, la ropa tirada, los caminantes de la noche, las personas dormidas en la aceras ahora tiene toda una dimensión. Ahora conozco personas, casos, historias, vidas, problemas. Las personas de la calle ya no son personas de la calle, peligrosas o conflictivas, de las que hay que puede fiarse. Son un grupo social, diverso, complejo y humano.

Por otro lado, conocer a las personas de la calle ha sido también conocerme a mí. Conocer mis miedos y dudas, mis conocimientos, mis prejuicios. Ha sido cuestionarme. Y eso ha sido un aprendizaje muy valioso. Asimismo ha sido cuestionar de sobre manera el sistema económico, político y social. No se trata de casos aislados, de experiencias individuales. Se trata también de experiencias compartidas de marginalidad, de exclusión social, de exposición a la violencia del sistema.

La experiencia en este trabajo

Sif Yraola

Para mí era una gran experiencia, como alumna de antropóloga, tener la oportunidad de formar parte de esta investigación que tiene que ver con la caracterización de la población en estado de indigencia en el casco urbano de San José. Yo vengo de Islandia, que es un país diferente de Costa Rica en el sentido de que no se nota presencia de personas sin hogar. Es una gran experiencia para mí tener una visión de personas que tienen una experiencia de vida totalmente diferente de la mía, pero a la misma vez es duro tragar las partes duras de las personas que yo entrevisté. En un momento dado, en el proceso de investigación, me sentí un poco débil por escuchar historias demasiado duras, cuando los informantes se abrieron emocionalmente. En esa época me tomó un descanso para poder recuperarse mentalmente, antes de que se pudiera seguir. Ahora tengo una perspectiva más grande de haber conocido una populación tan diferente de lo que yo he conocido y entender las dinámicas de la calle. Con esta experiencia del curso de Etnografía de la Indigencia siento que me va a servir mucho en estudios y trabajos futuros.